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Wednesday, February 20, 2019

Otra definición de literatura puertorriqueña


Llevo 5 años como autor independiente y en ese transcurso me he topado con varios retos en el camino, algunos que me esperaba y otros que me han sorprendido. Ante todo, ser autor independiente conlleva el estigma de no estar bajo ninguna editora y de en fin ser el juez y el jurado cuando se trata de lo que publicas.  

Muchas veces me han preguntado por qué me lancé como autor independiente y si estaría dispuesto a publicar tradicionalmente. Ante la primera pregunta, la respuesta está en la naturaleza de mi día a día como redactor en publicidad, mercadeo y relaciones públicas. Bajo tres industrias siempre me he encontrado con el reto de que la visión original que uno tiene como individuo o de parte de un equipo creativo casi nunca ve la luz del día. Es por la naturaleza del proceso que mucha de esa magia se pierde y quería compartir mi visión de lo que tenía en mente sea en prosa o poesía tal cual como me nace. Sobre la segunda interrogante, la contestación es que sí lo haría, si encuentro una publicadora que tome un riesgo y que me ayude a hacer los mejores escritos posibles más que apelar al mercado de hoy, porque los mercados cambian, pero las palabras se quedan. 

Además de esto, a menudo me han preguntado por qué escribo tanto en inglés. De mis 13 libros, 11 son en inglés, uno es bilingüe y sólo uno es completo en español, una colección de poesía titulada Pensando en Metáforas. La realidad es que desde joven me ha sido más fácil plasmar mis sueños, mis ideas y mis conversaciones en inglés. Me preguntan si es que no me gusta el español o hasta que si me avergüenzo, el cual me choca que tal pensamiento corra por la mente de cualquier persona. Yo amo a mi Isla y la extraño todos los días y porque escriba en inglés no sé por qué eso signifique que quiero a Puerto Rico menos. Sobre los idiomas, aunque el español es mucho más bonito y melódico, para mí el inglés es más maleable. En fin, para mí es como un pintor que prefiere óleo versus acrílico.

¡¡Luego vienen las preguntas de por qué no tengo más personajes latinos para poner en alto nuestra raza!! Pongo doble signo de exclamación porque me lo han preguntado con bastante fervor. Me miran de reojo, hasta con sospecha y mi pregunta es simple: ¿es que la literatura puertorriqueña sólo puede ser en español, sólo puede ser trágica, sólo puede tener personajes latinos y con trama en la Isla? Mis libros son fantasías urbanas con vampiros, ángeles y demonios y escribo lo que quisiera leer. En poesía escribo para retarme, en rima, en contenido, en estructura y lo que se me ocurra. Me gusta la fantasía, la magia y las aventuras.

Lo del lenguaje, pues ahí he tratado con dos proyectos que por X o Y no han tenido demasiado auge. Lo curioso es que la gente que lee Pensando en Metáforas y Twenty Veinte aparentemente los disfrutan muchísimo y por mi parte puedo admitir abiertamente que de la misma manera los disfruté escribir muchísimo. Desafortunadamente eso no cambia el hecho de que tienen ventas bajitas y pocas reseñas y ponen a uno a cuestionar el mérito de una obra y hasta de dudar de mis destrezas en mi lengua nativa y no es un sentimiento muy agradable por decir poco. Pero siendo honesto, Twenty Veinte es el libro que más orgullo le tengo porque lograr tener ensayos, cuentos cortos y poesía de la cual estoy orgulloso en ambos idiomas no es fácil, pero lo logré.

La realidad es que siempre habrá quien cuestione el mérito de una obra y su autor. Eso me lo esperaba. Lo que me choca es cuan poco valoran la puertorriqueñidad de lo que no cae bajo una definición conveniente y hasta típica de lo que es ser autor puertorriqueño. Para mí, ni lenguaje, ni tono, ni contenido, ni estilo, ni formato deben ser cosas que limiten lo que es de Puerto Rico. Somos una pequeña Isla en el Caribe con un gran corazón y orgullo. Somos producto de una combinación de razas, por lo que querer añadir algo más de otras razas no me está raro. Podemos padecer de insularismo ya que aunque amemos nuestra Isla y será nuestra casa, sus costas son límites reales que sólo superamos con barcos o aviones, así que el deseo o la invitación a soñar ahí está. También hemos sido territorio de dos países que nos explotaron (y continúan explotando), por lo que escoger un lenguaje sobre otro como identidad puertorriqueña también me confunde, pero pues, será que le doy demasiado pensamiento a las cosas. 

Conozco otros autores puertorriqueños que escriben en inglés y se encuentran con retos similares. Nos cuestionan por no escribir en nuestro idioma nativo de ambos lados: en la Isla con sospecha y en el mundo entero con escepticismo… hasta que nos leen, y de repente cambia la perspectiva. Ahí vienen los que respetan y aprecian el que nos midamos en otras aguas literarias, el que no nos limitamos a escribir lo típico, el que rompamos con los clichés de coquíes y tragedias, de palmares, de playas y que exploremos la fantasía, el horror, la ciencia ficción y más allá. Hay quienes se quejan de que siempre se escribe de lo mismo y existimos los que nos sentimos igual, pero que en vez de envidiar la literatura inglesa y americana, hemos decidido poner bolígrafo al papel para irnos en una aventura… y los estamos invitando a diario. Porque somos puertorriqueños, porque somos soñadores, porque late un gran corazón que rehúsa limitarse y porque nos han enseñado demasiadas personas que de una pequeña Isla salen cosas grandes.

Un abrazo y gracias por leer.

JD 

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