Contigo Siempre

Apenas han pasado dos semanas desde que nuestra Mama Estrada logró descansar. Aunque parece que ha pasado un siglo y un suspiro a la misma vez, creo que es de esperarse. Es raro no llamarla por la mañana y por la noche. Sin embargo, la siento conmigo. Esta es la primera vez que escribo al respecto desde ese fin de semana y pues, el camino a seguir dando lo mejor de nosotros es único y por mi parte quería compartir palabras que incluimos en su recordatorio y algunas notas que escribí para cuando los tres hermanos hablamos de Mama. 

Comparto esto para los que no pudieron ir a la misa de Mama o vernos en Puerto Rico porque creo que a Mama le gustaría que la gente leyera esto para que sigan brindando y sonriendo. 

Primero el recordatorio:

“Marietta, Mama, María, Tata

Aunque son muchos nombres para un ser humano, cada uno inspira una sonrisa por quién fue y cómo fue con cada uno de nosotros. 

A La Marietta le brindamos diciendo lo siguiente: La vida no te debe nada y nada le debes a la vida, excepto las gracias por poder vivirla y compartirla contigo.

“You’ll remember me when the west wind moves

Upon the fields of barley

You’ll forget the sun in his jealous sky

As we walk in fields of gold.”

- 

Luego de su misa, todos tuvimos la oportunidad de compartir algunas palabras sobre nuestra chica. Cuando me tocó a mí, empecé por preguntar una de las cosas más importantes para cualquier persona que tuvo la dicha de conocerla, ¿quién nos hará los bizcochos?

Mama nunca fue de mantenerlo serio y pues, soy hijo de mi madre al igual que mis hermanos porque los tres tuvimos nuestro momento de decir algún chiste. Ella siempre conseguía sonrisas y risas y era pícara y media porque esa era su naturaleza. El detalle es que ahora que ya ha dejado este plano terrestre, nos toca vivir un momento en donde podemos ser egoístas y decir que una parte de nosotros murió o podemos escoger ser un mejor tipo de egoísta y decir que una parte de Mama vive en cada uno de nosotros.

Yo siempre escogeré la segunda porque Mama se dejaba querer y quería sin medirse. Aunque a veces le traía dolor el ser así, siempre fue genuina y cuando te amaba, lo sentías en cada átomo de tu ser. Aparte de eso está el hecho de que si la conociste, es muy probable que aprendiste algo de ella y hasta más probable que fueron muchos “algos”. Si me preguntas a mí, eso es vida. Eso es un cantito de ella. Una semilla. Hemos llorado y de seguro seguiremos llorando de vez en cuando. Nada cambia el hecho de que nos hace y hará mucha falta.

Por mi parte, siempre haré lo máximo por llorar con una sonrisa en la cara, con orgullo en el alma y con copa/taza/vaso en mano porque me acostumbré a brindar por ella y por todos los que necesitan vibras positivas y risas. Eso la haría feliz y por cuanto yo viva seguiré haciendo todo en mi poder para que siga sonriendo.

Por 70 años fue una luz en la tierra y por sus acciones nos mejoró la vida. Ahora brilla en el Cielo mientras sigue siendo parte de nuestras vidas, porque así fue y así siempre será.

Se les quiere y brindamos por ustedes también